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Talento, motivación y hábito

Enero es un gran mes para plantearse motivaciones y, sobre todo, para plantearse nuevos hábitos. Es fácil que uno pueda plantearse nuevos retos y adquisición de hábitos o renuncia a vicios comenzando en este mes: hacer ejercicio todos los días, dejar de fumar, escribir todos los días… Así que me ha parecido interesante hablar de estos tres temas y saber cuál crees que es lo que más necesita un escritor.

Antes de continuar, ¿tú qué crees que es lo que más necesita un escritor: talento, motivación o hábitos?

La escritura, como cualquier arte, está muy relacionada con la inspiración (que a veces no hay quien la atrape) y con esa imagen bohemia del escritor frente a la máquina de escribir tecleando sin freno y dando a luz a una obra de arte. Así de primeras.

Me parto con esta imagen, porque no podría ser más infantil y mentirosa.

Lo sé, porque yo estudie Bellas Artes y resulta que todos los procesos creativos que yo conozco siguen caminos parecidos.

Talento: capacidad para el desempeño de algo.

Esta es la definición de la RAE, que ya sabemos que no siempre es muy completa, pero nos sirve de guía. En ella no vemos que el talento tenga que ser innato, pero extrañamente lo asociamos a ello. Y a veces creemos que solo puede escribir quien tiene talento.

Pero como todas las capacidades, el talento puede adquirirse.

Cuando vemos a tal autor tan bueno que nos encantan sus libros, vemos su talento para la ambientación, las descripciones, para hacer sistemas de magia o para crear personajes… Lo que no podemos ver son las horas de prácticas, escritura, esfuerzo y fallos que ha empleado para poder llegar hasta ese punto.

Así que de esto, deduzco que el talento no es innato y que se puede entrenar y mejorar con la práctica.

Como dijo Adella Brac en una newsletter de las suyas tan bonitas, no importa si escribes mal, pero escribe, es la única forma que tenemos los escritores para aprender a escribir bien.

Motivación: Conjunto de factores internos o externos que determinan en parte las acciones de una persona.

De nuevo, la RAE no nos aclara nada. A mí me encanta esta definición: Motivación es tener motivos. Lo que Óscar Feito llama “propósito motivador único” en su libro Mimbres mentales.

Si uno tiene un porqué seguir escribiendo es posible que ese sea el motor que le empuje en su misión. Y motivos hay miles. Como dice la RAE pueden ser internos (me libera, me ayuda a desahogarme, me distrae…) o externos (me da dinero, me ofrece la posibilidad de conocer gente…). También pueden ser próximos en el tiempo o lejanos (quiero publicar un libro antes de que acabe el año, o quiero ser un best seller).

Cualquiera que sea tu motivación, te puede dar cierto impulso a la hora de escribir. Cuando más claro lo tengas mejor, cuanto más lejano en el tiempo más difícil es que te impulse (por eso cuando nos planteamos objetivos yo siempre abogo por no ir más allá de los seis meses).

Así que PRIMERA REFLEXIÓN: La motivación nos sirve como motor principal mucho más que el talento.

Hábito: Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas.

Es decir, que un hábito es algo que has repetido tantas veces que te sale solo. Te sale aunque estés en vías de mejorar tus capacidades. Te sale aunque no tengas la motivación súper definida o quede demasiado lejos en el tiempo. Te sale aunque no tengas ganas. Te sale porque es lo que haces, es lo que eres.

Sabes lo de “El hábito hace al monje”, pues se refiere a esto, amigo. El escritor escribe. Escribe porque tiene ese hábito, porque es lo que hace, como quien se lava los dientes después del donut.

SEGUNDA REFLEXIÓN: El hábito es más fuerte que la motivación y más fuerte que el talento.

El hábito es complicado de adquirir. Aquí te recomiendo el libro Cómo sobrevivir a la escritura, de la maravillosa Gabriella Campbell porque ha dedicado mucho tiempo a ver cómo se articula esto para un escritor y da pautas y lecciones aprendidas al respecto. Ponerlo todo aquí haría de este artículo un súperpost, y todavía no estoy preparada para eso.

Así que si quieres ser escritor y te preocupa no tener talento: olvídate, no es importante. Si lo que te preocupa es no tener muy claro por qué escribes: da igual, sigue escribiendo. Ahora bien, dedica tiempo a establecer ese hábito para poder seguir mejorando, obtener talento y conseguir tus objetivos.

No te puedes ir de este blog sin leer lo más reciente de Gabriella Campbell sobre este tema que ha colaborado con el blog de MOLPE: Por qué a veces no tienes ganas de escribir (y cómo solucionarlo)

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